jueves, 10 de junio de 2010

Sybil

El trastorno de identidad disociativo, antes llamado trastorno de personalidad múltiple, encuentra su paradigma en la historia de Sybil, cuyo verdadero nombre era Shirley Ardell Mason, quien llegó a representar quince personalidades distintas.

Según la Psiquiatría, la disociación es un mecanismo psicológico de defensa en el cual la identidad, memoria, ideas, sentimientos o percepciones propias se encuentran separadas del conocimiento consciente y no pueden ser recuperadas o experimentadas voluntariamente.

Se trata de una situación grave, crónica y hasta potencialmente mortal. La incapacidad de algunas personalidades de recordar información personal importante (amnesia) se mezcla con el conocimiento simultáneo de la información por parte de otras personalidades coexistentes.

Algunas personalidades parecen conocerse e interactuar entre sí en un complejo mundo interior. Por ejemplo, la personalidad A puede estar consciente de la personalidad B y saber lo que ésta realiza, como si la estuviera observando; la personalidad B puede ser consciente o no de la personalidad A.

Otras personalidades pueden o no ser conscientes de la personalidad B y ésta puede ser o no consciente de ellas.

Las personas con este trastorno con frecuencia intentan el suicidio y se considera que son más propensas a suicidarse que las personas con cualquier otro trastorno mental.

En cuanto a sus causas, y siempre de acuerdo a lo que dice la Psiquiatría, el trastorno de identidad disociativo parece estar causado por la interacción de varios factores: 1) el estrés insoportable, como haber sufrido abusos físicos o psicológicos durante la niñez; 2) una habilidad para separar los propios recuerdos, percepciones o identidades del conocimiento consciente (capacidad disociativa); 3) antes de tener una visión unificada del yo y de los otros se puede consolidar sólidamente un desarrollo anormal; 4) una insuficiente protección y atención durante la niñez.

La razón de que hayamos transcripto estos párrafos es simplemente para demostrar que la Psiquiatría es muy hábil a la hora de enunciar los síntomas, pero nunca lo es para exponer concretamente las causas, y así sólo se dedican a divagar, lo cual es por supuesto muy lamentable.

En concreto, no se puede hablar de un trastorno sin poner sobre el tapete la existencia de la mente reactiva, los engramas y, por supuesto, de los roles del ego que los potencian.

Como el tema ha sido expuesto con claridad por Ron Hubbard, nada mejor que transcribir la sesión respectiva.

HORACIO VELMONT

martes, 1 de junio de 2010

Las inteligencias múltiples

El psicólogo de la Universidad de Harvard, Howard Gardner, estableció una nueva concepción sobre la inteligencia en su libro “Frames of mind”: su teoría sobre las inteligencias múltiples. Esta teoría se basa en investigaciones en el ámbito de las ciencias cognitivas, de la psicología evolutiva y de la neurociencia en pacientes con daños cerebrales, personas superdotadas y con niños de diferentes culturas.


Gardner considera que la inteligencia es una amalgama de diferentes destrezas para crear, aprender y resolver problemas, que permite al individuo resolver situaciones de la vida y hacer algo valioso para su comunidad o cultura. La mayoría de los individuos tienen todas esas inteligencias, aunque su desarrollo depende de la dotación biológica, su interacción con el entorno y de la cultura imperante en su momento histórico. Las inteligencias se combinan y usan en diferentes grados de manera personal y única.


Según Gardner, existen ocho tipos de inteligencia:

1) Inteligencia lingüística: Capacidad para usar las palabras de forma efectiva.

2) Inteligencia lógico-matemática: capacidad para utilizar los números y razonar adecuadamente.

3) Inteligencia espacial: Aptitud para percibir de forma correcta el mundo visual espacial y efectuar transformaciones sobre esas percepciones.

4) Inteligencia musical: capacidad de transformar, expresar, discriminar y escuchar las formas musicales.

5) Inteligencia kinestésica: capacidad para utilizar el propio cuerpo, la expresión corporal y la manipulación efectiva de objetos.

6) Inteligencia intrapersonal (conocimiento de sí mismo): Consiste en comprender los propios pensamientos, sentimientos y emociones para guiar la conducta.

7) Inteligencia interpersonal (capacidades sociales): Capacidad de entender e interactuar bien con los demás.

8) Inteligencia naturalista o ecologica: Es la capacidad de distinguir, clasificar y utilizar objetos del mundo natural.


Si consideramos que la teoría de Gardner es correcta, las pruebas de CI (Coeficiente Intelectual) tradicionales sólo miden una parte de la inteligencia (los puntos 1,2 y 3), pero las personas somos mucho más que eso. Por tanto, los sistemas educativos deben conseguir que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea una práctica personalizada y descubrir los talentos propios de cada persona. Es absurdo que sigan insistiendo en que todos los alumnos aprendan lo mismo y de la misma manera…

La inteligencia emocional es la forma de interactuar con el mundo, y engloba habilidades como el control de los impulsos, la motivación, la perseverancia o la empatía. Ellas configuran rasgos de personalidad como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, indispensables para la adaptación social.






jueves, 13 de mayo de 2010

Gene shopping

Asumamos por un momento, en contra de lo que manifiesta Karl Grammer, que la conducta humana está orientada fundamentalmente a la búsqueda de la pareja correcta con fines reproductivos. Ahora bien, ¿cómo se produce esta búsqueda? Y, sobre todo, ¿en qué proporción la búsqueda de un compañero está relacionada con los antecedentes genéticos y en qué proporción responde a los hábitos o al entorno?
Los últimos estudios en el campo de la biología evolutiva parecen confirmar, en contra de la visión popular, el papel predominante de la mujer en la reproducción humana, y que son las mujeres las que inician el lance amoroso. José Ortega y Gasset ya lo dijo: “Nunca el amante busca sin haber sido previamente buscado por su amada”. A primera vista puede parecer que las hembras humanas buscan machos dominantes, que puedan traer recursos y les aporten seguridad física y material. Afirma Grammer: “Esto podría llevarnos a pensar que sólo los machos muy dominantes van a reproducirse, pero en realidad los otros también lo hacen y, lo que es más sorprendente, parece que los machos que no resultan tan atractivos para el sexo opuesto en realidad invierten más en su descendencia. Esto lo hemos visto en varios estudios”. La explicación a esto desde el punto de vista evolutivo, es que se trata de un macho seguro que ofrece garantías a la hembra de que va a invertir tiempo en la reproducción y, por tanto, no necesita ser tan atractivo.
Un biólogo de la evolución, el escocés Robín Baker, fue el primero en detectar un tipo de comportamiento muy peculiar en los rituales amorosos del ser humano: en determinadas fases del enamoramiento las mujeres se lanzan a la búsqueda de genes. Es lo que él denomina gene shopping o compra de genes. Se realizó un estudio en una empresa en la que trabajaban 8.000 mujeres y se descubrió que el índice de relaciones sexuales fuera de la pareja, sobre todo en el periodo de mayor fertilidad de la mujer, era muy elevado. “Las mujeres salen a buscar genes para reproducirse y después ocurre que, en muchos casos, su pareja no es el padre de su hijo”, nos explicó el profesor Grammer. “Sabemos que en Europa la seguridad en cuanto a la paternidad es de un 90 por ciento de media, pero esto varía según países y niveles sociales. Por ejemplo, si eres profesor universitario tienes un 99 por ciento de posibilidades de ser el padre de tus hijos y si eres suizo la probabilidad es incluso mayor”.

No sé a vosotros (dando por hecho de que alguien lea este articulo, xD), pero a mí estos datos me dejan perplejo, atónito, sin palabras… ¿Hay que deducir de ellos que la infidelidad dentro de la pareja desempeña un papel crucial en el ciclo reproductivo? ¿Para perpetuarnos como especie hemos de ser infieles?

sábado, 8 de mayo de 2010

Las Drogas del Amor


“El amor”, afirma Grammer, “es una construcción cognitiva de lo que sentimos físicamente y de lo que sucede en nuestro cerebro. Y sucede que en nuestro cerebro existen una serie de neurotransmisores que comunican las células nerviosas entre sí y que entran en juego cuando encontramos a alguien que encaja en nuestro patrón y nos enamoramos. Entonces liberamos neurotransmisores que son como anfetaminas naturales, lo que nos hace sentirnos muy excitados, y el cuerpo tiene que calmar este efecto activando otro neurotransmisor. Por este motivo las personas atravesamos ciclos altos y bajos. Cuando se está enamorado se esta eufórico y, al mismo tiempo, muy deprimido”. Un coctel de neurotransmisores explota en nuestro cerebro y en un principio nos produce gran excitación, la llamada euforia del enamoramiento, en la que experimentamos constante necesidad de estar en contacto físico con la persona amada. En ese momento una hormona llamada oxitocina, conocida como la hormona del amor. Después, esta euforia inicial se va extinguiendo y cede el paso a una nueva etapa de lazos afectivos, de amor. “Entonces es cuando el cerebro produce endorfinas, que son una especie de opio cerebral. Pero para producirlas se tiene que estar viendo a la persona amada, y si esa persona desaparece, el cerebro deja de producirlas. Por eso buscamos constantemente a esa persona, para verla todo el tiempo y poder obtener este opio del amor”.

En esta farmacología del amor que estamos enumerando, tenemos ya la oxitocina y las endorfinas. Pero después está la feniletilamina, curiosamente un compuesto orgánico que se encuentra en el chocolate (por eso se dice que la gente que tiene mal de amores necesita comer chocolate, una creencia que a juicio de los expertos tiene escasa base científica). En todo caso, durante el enamoramiento nuestro sistema nervioso libera también feniletilamina, una sustancia que sirve para cimentar los lazos afectivos. Ahora bien, parece que la libera únicamente durante 3 años. Transcurrido ese tiempo, tenemos que enamorarnos de nuevo, ya sea de la misma persona o de otra distinta.

domingo, 14 de marzo de 2010

Sueños

No me creo autorizado para contestar a estas preguntas. Mis pensamientos no han perseguido más allá esta faceta del problema del sueño. Opino únicamente que aquel emperador romano que hizo ejecutar a uno de sus súbditos por haber este soñado que le asesinaba, no estaba en lo cierto.

Debía haberse preocupado antes de lo que el sueño significaba, pues muy probablemente no era aquello que su contenido manifestó relevaba, y aun cuando un sueño distinto hubiese tenido esta significación criminal, hubiera debido pensar en las palabras de Platón, de que el hombre virtuoso se contenta con soñar lo que el perverso realiza en la vida. Por tanto, creo que debemos absolver al sueño. No puedo decir en pocas palabras su hemos de reconocer realidad a los deseos inconscientes y en qué sentido. Desde luego, habremos de negársela a todas las ideas de transición o de meditación. Una vez que hemos conducido a los deseos inconcientes a su ultima y mas verdadera expresión, vemos que la realidad psíquica es una forma especial de existencia que no debe ser hombres se resistan a aceptar la responsabilidad de la inmortalidad de sus sueños. El estudio del funcionamiento del aparato anímico y el conocimiento de la relación entre lo consciente y lo inconsciente hacen desaparecer aquello que nuestros sueños representan contrario a la moral.

lunes, 8 de marzo de 2010

El Problema Nacional

En este esencial sentido podemos decir que el particularismo existe hoy en toda España, bien que modulado diversamente según las condiciones de cada región. En Bilbao y Barcelona, que se sentían como las fuerzas mayores de la Península, ha tomado el particularismo un cariz agresivo, expreso y de amplia musculatura retórica.

No he comprendido nunca por qué preocupa el nacionalismo afirmativo de Cataluña y Vasconia y, en cambio, no causa pavor el nihilismo nacional de Galicia o Sevilla. Esto indica que no se ha percibido aún toda la profundidad del mal y que los patriotas con cabeza de cartón creen resuelto el formidable problema nacional si son derrotados en unas elecciones los señores Sota o Cambó.

El propósito de este ensayo es corregir la desviación en la puntería del pensamiento político al uso, que busca el mal radical del catalanismo y bizcaitarrismo en Cataluña y en Vizcaya, cuando no es allí donde se encuentra. ¿Dónde pues?

Para mí esto no ofrece duda: cuando una sociedad se consume víctima del particularismo, puede siempre afirmarse que el primero en mostrarse particularista fue precisamente el Poder central. Y esto es lo que ha pasado en España. Castilla ha hecho España y Castilla la ha deshecho.


José Ortega y Gasset

miércoles, 10 de febrero de 2010

Escribir

"13:15. Todos los tripulantes de los compartimientos sexto, séptimo y octavo pasaron al noveno. Hay 23 personas aquí. Tomamos esta decisión como consecuencia del accidente. Ninguno de nosotros puede subir a la superficie. Escribo a ciegas." Estas palabras, escritas por un oficial del Kursk en un pedazo de papel, tienen la turbadora exactitud que pedimos a un texto literario. El autor está rodeado de bocas que exhalan un pánico que ni siquiera nombra. Él mismo debe de encontrarse al borde de la desesperación, pero no tiene tiempo ni papel para recrearse en la suerte. Ha de hacer, pues, una selección rigurosa de los materiales narrativos, y el resultado es esa obra maestra en la que, sin embargo, sólo cuenta aquello a lo que se puede asignar un número: la hora y la cantidad de hombres. En situaciones extremas, la literatura sale a presión, como por la grieta de una tubería reventada. El documento del oficial del Kursk es bueno porque es necesario. Mientras la muerte trepaba por sus piernas, ese hombre se entregó con fría vehemencia a la literatura. Y de qué modo.
Naturalmente, lo que no dice ocupa más de lo que dice, pero lo ausente ha de aportarlo el lector, que es tan responsable de lo que lee como el escritor de lo que escribe. Sería absurdo comenzar una novela afirmando de un frutero que es bípedo. El lector tiene la obligación de saber que lo fruteros son bípedos y que están dotados de cuatro extremidades con cinco dedos en cada una de ellas. Sin estos sobreentendidos primordiales, la escritura resultaría imposible.
Lo curioso es que un billete con cuatro líneas aparecido en el bolsillo de un cadáver responda de súbito a la vieja pregunta de para qué sirve la literatura. Sirve para contarlo. Todos aquellos que aspiran a escribir deberían recitar el texto del Kursk como una oración. Ser escritor, al menos cierto tipo de escritor, significa vivir rodeado de pánico percibiendo a tu alrededor bultos que pasan de un compartimiento a otro con los calcetines mojados. Y tú eres uno de esos bultos: aquel que, por encima o por debajo del miedo, está poseído por la necesidad de contarlo, aunque las posibilidades de que alguien lo lea sean muy escasas. Escribo a ciegas.

Juan José Millas